Por el camino de la convicción
- Di Pasqua Nicolas
- 18 nov 2024
- 5 Min. de lectura
Nuestra actividad ha experimentado un crecimiento interesante a nivel cuantitativo en el fútbol argentino. Sin embargo, todavía no queda claro si la mayor demanda responde al convencimiento de los cuerpos directivos por contar con la herramienta o a otras urgencias asociadas a los resultados deportivos.
No hay dudas de que el scouting viene ganando adeptos en el último lustro en los diferentes niveles del fútbol argentino. La necesidad de obtener planteles de calidad, en un contexto económico nacional complicado, ha puesto en el centro de escena a aquellos que dedicamos largas horas al análisis de prospectos.
Como la mayor parte de las funciones que forman parte de una estructura de procesos, el scouting necesita, como dato fundamental, un objetivo. Ese norte, que será uno de los cimientos de la construcción de una metodología de trabajo, debería partir, idealmente, del convencimiento pleno del órgano directivo que decide la incorporación de la actividad al club.
Para entender la función del scouting en el fútbol profesional, primero tenemos que hablar de su alcance. El departamento de scouting es una herramienta con funciones definidas y áreas de decisión delimitadas que pretende reducir el margen de error en la contratación de futbolistas. Su trabajo no asegura resultados deportivos positivos ni del mejor negocio de la historia de una institución. En esas situaciones juegan muchos factores que no están bajo control de ninguno de los actores que participan en el fútbol. Todos trabajan en esa reducción del factor suerte. Desde el entrenador y el futbolista, trabajando en el campo día a día hasta el cuerpo directivo, pasando por todos los empleados y mandos medios dedicados a la construcción, atención, evaluación y dirección del plantel. Pero ninguno, ni siquiera el jugador, logra la certeza de una victoria.
Aclarado este aspecto fundamental, el directivo, al recurrir al scouting, debe eliminar de plano el pensamiento mágico. Esta herramienta no gana partidos ni campeonatos. Se limita a detectar los perfiles adecuados para el nivel cualitativo que exige el objetivo propuesto —que debe ser realista—, dentro de las posibilidades presupuestarias de la institución y con la mayor cercanía posible a las características solicitadas por el entrenador. La detección no implica decisión. Ningún ojeador le va a quitar poder de decisión a un dirigente. Solo le pondrá a disposición una serie de prospectos evaluados para que él, o quien designe en su representación, tenga la mayor información posible al decidir.

Claro está que el dirigente puede elegir entre las opciones informadas o puede tomar un camino alternativo. Incluso en un proceso sano, donde el directivo sea parte de la metodología de trabajo, la autoridad de su cargo le da la posibilidad de cuestionar el proceso selectivo excepcionalmente y definir, con las fundamentaciones correspondientes, un desvío al procedimiento común.
El problema surge cuando el desvío se hace regla. Y esto, lamentablemente, sucede con mucha frecuencia. La “moda” del scouting le entrega a la dirigencia la posibilidad de recurrir a un paragolpes útil para aquellos momentos donde el resultado deportivo escasea. Así, se opta por la incorporación de un departamento de scouting o una secretaría técnica como el “airbag” que asegura la integridad del dirigente cuando una o varias contrataciones no rinden en el campo de juego. Con este pretexto encubierto, son varias las instituciones que recurren a nuestro trabajo como un adorno conveniente que será un acierto dirigencial cuando la pelota entre al arco rival y un protector para señalar con el dedo acusador cuando esto no ocurra.

La triste realidad indica que, en esta práctica común, el club dilapida recursos en una herramienta que la Dirección no tienen intenciones de explotar. Al mismo tiempo, recorre los mercados en busca de los refuerzos de “jerarquía” que los likes de las redes solicitan, desaprovechando recursos y tirando a la basura los análisis profesionales de aquellos integrantes del departamento de scouting que contrató. En este contexto, la institución termina contratando a los futbolistas que el cuerpo directivo quiere –igual que antes- pero a nombre de un grupo de trabajo que será culpable si no funcionan y no tendrá importancia en la planificación a largo plazo que le puede permitir al club mejorar su cosecha en el campo y en las arcas a lo largo del tiempo.
En el Club Atlético Colegiales, donde cumplo funciones desde finales de 2020, hemos logrado aumentar la cosecha de puntos en los últimos tres años y medio en, casi, un veinte por ciento respecto a los tres años previos. Al mismo tiempo, un sueldo promedio de 352.000 pesos –unos 300 dólares para redondear-, un promedio de edad de poco más de 25 años y más de diez contratos a mediano plazo, formulan un plantel que compite en el tramo alto de la categoría y que puede dejarle dividendos económicos al club. En ese mismo modelo conviven seis jugadores surgidos de la cantera del club y siete futbolistas -Marra, Polizzotto, Cancio, Diosquez, Camargo, Machado y Quevedo- que provienen de reservas de clubes de Primera División y Primera Nacional, y han hecho su debut profesional en el club.
Todo esto sería imposible sin la convicción dirigencial en la función del departamento de scouting como herramienta. No solo porque es parte sana del método, entregándole a la evaluación del departamento un lugar relevante a la hora de la toma de decisiones, sino también porque ha sostenido la confianza tras un primer semestre de 2022 muy flojo a nivel resultados -penúltimo puesto en el torneo apertura-. Además, garantiza un trabajo conjunto en la captación de opciones y en el proceso de discusión de opciones, donde participan los tres principales directivos en materia de fútbol, el manager, el departamento de scouting y el cuerpo técnico de turno. Todo esto a partir de una propuesta de continuidad en la propuesta y en el estilo que prioriza la idea institucional en todo momento.
También me ha tocado trabajar en otras instituciones y el resultado, a partir de esa falta de convicción dirigencial, fue totalmente diferente. El órgano directivo mantuvo su distancia de un proceso de selección similar al de Colegiales para decidir por cuenta propia y, no solo dilapidar recursos, sino también entrar en conflicto en las zonas de acción con el departamento de scouting. Un escenario totalmente distinto que deja a las claras que el éxito en la conformación de un proyecto y en la planificación de los mercados, depende de la acción conjunta de todos los organismos que deben estar involucrados.
Con la teoría y la experiencia sobre la mesa, la conclusión es sencilla. El scouting es una herramienta importante como método, dentro de un proceso de acción general basado en la convicción dirigencial. Sin ella, su éxito es artificial o inviable.
Di Pasqua Nicolas

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